Uspallata

Entrada triunfal a Uspallata. Mientras buscábamos un sitio para acampar acabamos en una ciénaga hasta las rodillas de barro. Una situación cómica que termina con la perdida de una ojota de Sebas. (Aquí llaman ojota a las chanclas ).



Acampamos junto a un rio cerca de un arbol. Prendemos fuego y preparamos té y una suculenta cena. Las vistas son increibles, la calma nos invade y durante un momento no podemos parar de hablar hasta que al fin nos reconciliamos con el silencio.





















































Cae el sol mientras conversamos alrededor del fuego y tomando mate. Un día relindo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario