Sucre

Sucre, conocida también como la Ciudad Blanca, es el corazón simbólico de la nación, es aquí donde fue proclamada la independencia y todavía es la capital judicial. Goza de una arquitectura colonial bien preservada. Está rodeada por pequeñas montañas con un clima confortable.

Llegamos a Sucre con el tiempo justo para encontrar alojamiento y tomarnos unas cervezas conversando en el lobby junto a Tony y Ann. Nos fuimos a la cama calentitos….

A la mañana siguiente, a Escarlata le baja la regla y no le duele. Compramos fruta y té (Jin) y cuando sube a la habitación flipa con el dolor. Pasamos toda la mañana en la habitación entre vómitos y diarrea.

Por la tarde vamos a por un arrocito blanco y a comprar este netbook en el que estamos escribiendo. Por la noche salimos a dar una vuelta y sorprendentemente cuando Escarlata ve una cerveza se le quitan todos los males.








































Nos decidimos a abandonar la ciudad, pero nos enteramos que hay una huelga de autobuses. Preguntamos el motivo y nos dicen que el gobierno ha puesto una ley que prohíbe beber a los conductores durante el servicio. Nos parece increíble!!! Indagamos un poco más, ya que nos parecía ridículo y descubrimos que en realidad el castigo por beber un conductor era para toda la empresa (vendedores de tickets, azafatas…). Ahora tiene más sentido la huelga.

Subimos a la Recoleta, nos parece el lugar más bonito de todo Sucre, un mirador con impresionantes vistas de la ciudad y repleto de artesanos vendiendo sus productos.

Nos despedimos de Ann y Tony, nos compramos en el mercado unos sándwiches y nos los comemos en la plaza sentados en el suelo. No nos sienta muy bien. Junto a nosotros hay unos vagabundos, enfrente unos niños limpiabotas, un campesino descalzo con los pies sucios vendiendo artesanía, mujeres con sus niños muy sucios, ancianos pidiendo o recogiendo comida de la basura…falta de dignidad. Eso es lo que nos hace sentir tan mal.

Luis me rescata de mis pensamientos invitándome a un café con wi-fi. Ahora, en un bar turístico, alejados de la dura realidad, todo se ve bonito.

En una hora sale nuestro bus para La Paz, tomamos pastillas para la altitud.

Aseo sin luz, maletas y gente durmiendo en el pasillo. Todo está bien, al menos dentro de nosotros. Nos esperan 12 horas de camino.



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