Granada es una de las más importantes ciudad de Nicaragua en tamaño después de Managua, pero es la primera ciudad de interés histórico y de importancia turística. Se le llama La Gran Sultana, por su volcán, antiguamente conocido como El Sultán.
Se encuentra a sólo 40 km al sur de Managua, a 90 km de la frontera con Costa Rica y a 50 km de las playas más bellas del Océano Pacífico. Se le considera como una de las ciudades coloniales más bellas de América Central.
Bajamos del autobús que nos lleva hasta granada. Nos ha dejado justo en medio del mercado. Entre el alboroto de turistas bajando y descargando las mochilas del techo del bus conocemos a Alberto y Manu, dos mallorquines. Salimos juntos en busca de hostel y nos quedamos en el primero que encontramos. Compartimos habitación con ellos dos y dos danesas que no hablaban nada español.
Salimos a pasear por la ciudad. Recorremos la calle principal, una calle peatonal llamada “La Calzada” donde se ubica la mayor parte de los bares y restaurantes de la ciudad, que empieza en el parque central y desemboca en el lago Cocibolca.
Nos sentamos en una terraza a tomar una Toña, cerveza nacional y conversar con Alberto y Manu sobre su experiencia en Nicaragua y nuestro viaje. Durante las dos horas que allí estuvimos pasaron innumerables personas ofreciendo chicles y tabaco y pidiendo limosna.
Decidimos salir de este lugar buscando algún sitio para cenar no tan céntrico y más económico. Después de dos vueltas y preguntar a varios locales encontramos un local donde ofrecían comida típica nicaragüense. Tenían velas encendidas en las mesas y no era por crear ambiente, no, si no porque no tenían luz. La comida estuvo deliciosa aunque algo picante para Escarlata.
Volvimos al hotel y nos despedimos de los mallorquines, ellos salían a la mañana siguiente hacia Honduras de vuelta a su trabajo.
Al día siguiente decidimos visitar un pueblito cercano llamado Masaya. Nos han dicho que es la cuna de la artesanía en Nicaragua pero tan solo encontramos algunas hamacas de nuestro agrado, el resto camisetas, machetes y abalorios que solo nos llaman la atención por su colorido. Decidimos comer en el comedor de un mercado y volver a Granada. La estación de autobuses es un descampado donde reina el caos con buses por todos lados. Para saber cual tienes que coger tienes que buscarlo uno a uno o preguntar y con suerte lo encuentras.
Por cierto, fijaros en las fotos, los autobuses son los escolares que se retiran en EEUU que fueron cedidos a Nicaragua.
Mañana salimos hacia Ometepe.
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