Cruzando la frontera

Tras hacer el check out tenemos que regresar a Puente del Inca. Muy cansados, con viento y un sol abrasador recorremos de nuevo los 5 km. de asfalto que se hacen realmente duros.
Nada más pisar la tierra del camping comenzamos a montar la carpa bastante malhumorados, sucios y hambrientos :)) pero no queremos dejarlo para más tarde.


Con el trabajo hecho nos damos una buena ducha en el baño del camping, que aunque parece que no lo hayan lavado en unos meses tiene agua caliente!!!
Nos tomamos unos mates y poco a poco van regresando las sonrisas.


El cielo estrellado nos acompaña. Abrimos un licor de zarzamora y celebramos nuestra hazaña!

















Buenos días! Dormimos muy bien.
Mutan los planes; en vez de hacer autostop decidimos cambiar los 50€ de reserva para imprevistos y agarrar el micro hacia Chile.


Noelia y Sebas suben al bus que va a Mendoza. Ohhhh:(
Han sido unos días preciosos junto a ellos. ¡¡Hasta pronto chicos!! Os queremos.


Nosotros nos refugiamos del viento durante 5 horas en un bar hasta que viene nuestro bus. Siguiente parada: República de CHILE!!

Subimos al micro y nos sentamos al lado de una familia chilena con dos niñas muy lindas de 3 y 6 años que nos ayudaran durante todo el trayecto.

En la frontera bajamos de bus y pasamos los controles y como nooooooo!!!! A Luis se le acerca el perro policía y de un salto le da un abrazo como si fuera un amigo al cual hace años que no ve. El policía humano le pide que lo acompañe y tras registrarlo en un cuarto le dejan libre en 5 min. pidiéndole disculpas. Resulta que el monedero que nos encontramos en Mendoza, parece ser que llevo marihuana alguna vez y el perro olió los restos. Joder!! que olfato!!! Empezamos bien en Chile y aún no hemos entrado.

Del susto a Escarlata le baja la regla y me obsequia con un vomito calentito en una bolsita del cual no me pude deshacer hasta que no llegue a la terminal de Santiago de Chile (4 horitas no mas). Para mas INRI ponen en pantalla una peli japonesa de miedo, que mas que miedo daba pena. Y así entramos en Santiago de Chile;

En la terminal de Santiago, que luego nos enteramos que había como 5, vimos como sería si el mundo se acabase. Gentes corriendo sin control apelotonadas en cualquier lugar, cargadas con mil bártulos y bultos con la mirada perdida en el horizonte. Cuando conseguimos salir de la terminal llamamos a Eduardo y Cecilia (los tios de Escarlata) para que nos rescaten y tras varios intentos y algunos pesos tragados por las cabinas los vemos aparecer. " Tranquilos chicos...la pesadilla ya pasó....eaeaea....."

Definitivamente no nos gustan las grandes ciudades.